La segunda temporada de La chica de nieve mantiene la esencia de la serie, con su mezcla de suspenso y misterio que atrapó a los espectadores en su primera entrega, pero también presenta algunos altibajos evidentes. Basada en el libro El juego del alma de Javier Castillo, la serie continúa siguiendo a la periodista Miren Rojo (interpretada por Macarena García), quien se ve inmersa en la desaparición de una niña en un ambiente frío y aislado, marcado por la nieve que parece envolver cada rincón de la trama.
La evolución de Miren es uno de los puntos fuertes de la temporada, manteniendo el interés del público, aunque algunas de sus interacciones con otros personajes, como Jon Gutiérrez (Aitor Luna), se sienten algo forzadas y no siempre logran transmitir la profundidad que se busca. José Coronado como el inspector Miguel Ángel Lardiez completa el elenco, aunque con poca participación en esta temporada.
En cuanto a la narrativa, la temporada mantiene un ritmo tenso, pero a veces se vuelve repetitiva y algo predecible, con giros de la trama que parecen salidos de la nada. Aunque los flashbacks y la estructura de la historia logran mantener la tensión, la sensación de que ciertos episodios se alargan innecesariamente se hace presente, lo que puede resultar algo tedioso para los espectadores que buscan una mayor resolución.
La dirección de David Ulloa y Jorge Dorado sigue siendo efectiva en la creación de una atmósfera cargada de misterio, pero a veces el desarrollo de la trama parece demasiado estirado, dejando más preguntas que respuestas, lo cual genera expectativas para una futura temporada.
A nivel visual, la serie sigue destacándose por su fotografía, que consigue transmitir la atmósfera sombría y aislante del entorno nevado, añadiendo una sensación palpable de claustrofobia que refuerza el misterio central. Sin embargo, la sensación de que se ha alargado innecesariamente la trama puede ser frustrante para aquellos que esperaban un cierre más claro en esta temporada.
La chica de nieve sigue siendo una serie entretenida que mantiene el interés gracias a su atmósfera y a las actuaciones de su elenco, especialmente de Macarena García, quien se mantiene sólida en su interpretación. Sin embargo, su narrativa puede resultar algo repetitiva y los giros de la trama, aunque sorprendentes. La temporada deja abierta la puerta para más respuestas, pero lantea interrogantes sobre cómo terminará esta historia de misterio y suspenso basada en la novela El juego del alma de Javier Castillo.